martes, 9 de febrero de 2010

Líneas de Comunicación

Ya hemos vivido varias etapas de cambio en nuestros procesos de comunicación cotidianos: Desde el paradigma de industrialismo (no web), al informacionalismo (web 1.0) hasta el actual ciclo de conocimiento, redes sociales, código abierto y multimedia autoeditable (web 2.0).
Para algunos estos términos pueden parecer muy técnicos y lejanos, para otros, es el pan de cada día. Para que nos entendamos todos, haré unas aclaraciones muy simples que no dejarán lugar a dudas. Cuando aún reinaba el industrialismo, en la universidad se estudiaba sin ordenadores, los apuntes se transmitían en kilos de fotocopias, la operadora de telefonía móvil era Airtel, y la red social eran los amigos de siempre y algunos contactos extranjeros tras el Interrail del verano.
A finales de los 90 arrancó con fuerza la etapa web. Todas las familias hicieron esfuerzos para tener un ordenador en casa (por turnos), aprendimos a navegar (en seco) y todo empezó a cambiar muy rápidamente.
Ahora vivimos en el universo web2.0, lo que significa la diversificación de las TIC (Tecnologías de la Comunicación y la Información). La introducción de estas tecnologías implica un cambio de la sociedad. Se habla de sociedad del conocimiento. Se trata de un cambio en profundidad de la propia sociedad. Las bases de la economía, la educación, las relaciones sociales, todo ha cambiado. La web 2.0 es una actitud.
Podemos comparar servicios web que marcan claramente la evolución hacia la Web 2.0:
Web 1.0 > Web 2.0
Doubleclick –> Google AdSense (Servicios Publicidad)
Ofoto –> Flickr (Comunidades fotográficas)
Akamai –> BitTorrent (Distribución de contenidos)
mp3.com –> Napster (Descargas de música)
Britannica Online –> Wikipedia (Enciclopedias)
Sitios personales –> Blogs (Páginas personales)
Especulación con dominios –> Optimización en motores de búsqueda
Page views –> Cost per click
CMSs –> Wikis (Gestión de contenidos)
Categorías/Directorios –> Tagging
¿Y después qué? “El verdadero corazón de la web2.0 es la capacidad de aprovechar la inteligencia colectiva”. Tim O’Reilly
¿Seremos capaces de tal hazaña?

lunes, 1 de febrero de 2010

Se acabó el pollo

Solemos pensar que sabemos elegir los momentos para ir a comprar. Queremos evitar las colas en el súper antes del fin de semana, los sábados tarde en un centro comercial, y el primer día del mes. Pero sin embargo siempre acabamos todos amontonados, pensando “esta es la última vez que me pasa”. Estos días he caído en varios tópicos que paso a enumerar, por si le sirven a alguien de recordatorio.

El sábado al mediodía me dirijo al mercado municipal. Voy directa al pescado porque se dice que es el mejor momento para comprar: antes del cierre se vende todo lo que se puede para que no quede varado el fin de semana, y hay muchas ofertas. Con las prisas y la gente esperando, a mi dependienta se le olvida ponerme toda la compra en la bolsa. Me doy cuenta cuando llego a casa, así que tengo que esperar al lunes para reclamar, pero… el lunes no hay pescado, todo está cerrado. Mañana lo volveré a intentar. De momento las ofertas me salen caras.

El sábado tarde el centro comercial está ¡abarrotado! Y no sólo de mirones. Las cajeras cobran sin parar y las escaleras mecánicas van sobrecargadas. No perdamos de vista que estamos en un país con 4 millones de parados. Me entretengo mirando algunas prendas rebajadas, pero decido no gastar porque en verdad no me hacen falta, y el dinero en el bolsillo sí.
Primer día del mes, lunes por la mañana, voy a comprar carne pero la tienda está medio vacía. Me llevo las últimas costillitas de cordero y unas buenas pechugas de pollo. Una señora pregunta: “¿Queda pollo?” mientras me mira como si le estuviera quitando la comida de la boca. El carnicero le responde: “Se acabó el pollo”, y la señora aclara que con esto de que todos hemos cobrado a fin de mes, corremos a llenar las neveras ¡qué razón tiene! No había pensado que estaba cayendo en todos los tópicos, y que los días de cobro son los días de gasto.